24 de septiembre de 2016

"The duke is mine", de Eloisa James

Avon Books
Edición: 2011
Serie: 3er libro de la serie "Fairy Tales" (Cuentos de Hadas)


Sinopsis:


Una nueva versión de La princesa y el guisante respondiendo a una vieja cuestión: ¿Cómo es una princesa perfecta?

Él es un duque en busca de una novia perfecta.

Ella es una dama -pero lejos de ser perfecta.

Tarquin, el poderoso Duque de Sconce, sabe perfectamente que la decorosa y esbelta Georgiana Lytton sería una duquesa perfecta. Entonces, ¿por qué no puede dejar de pensar en su hermana gemela, la voluptuosa, testaruda y poco convencial Olivia? Olivia no solo está prometida a otro hombre, sino que además el poco apropiado y excitante flirteo que surge entre ellos pone más de relieve lo poco conveniente que es para él.

Decidido a conseguir un matrimonio apropiado, intenta por todos los medios sacar a Olivia de sus pensamientos, intentando que la lógica y el deber se impongan a la pasión... Hasta que Quin empieza a cuestionarse si la perfección tiene que ver con el amor.

Para conseguir a Olivia tendrá que dejar atrás sus antiguas convicciones y rendir su corazón, su cuerpo y su alma.

A menos que sea demasiado tarde. 
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He traducido la sinopsis que podéis encontrar en la edición americana y basta con que leáis la primera parte para poneros en situación porque el resto ya podéis ver que se trata de las cuatro frases tópicas que colocan en casi todas las novelas románticas y que son aplicables a múltiples historias de amor si las quieres contar si decir nada en realidad.

Se trata de una novela entretenida y que combina humor, aventura e incluso algo de tragedia. En conjunto creo que deja un poso agradable gracias a la habilidad escribiendo de Eloisa James, aunque la trama y los personajes no acaban de ser redondos. Y es que, empezando por los protagonistas, hay aspectos de su carácter que los hacen muy atractivos para el lector (la inteligencia y desparpajo de Olivia y la vulnerabilidad y decisión absoluta de Quin de lograr el amor, por ejemplo) y otros que no acaban de cuadrar; por ejemplo, al inicio de la novela Olivia parece burlarse -eso sí, en privado- constantemente de su prometido, Rupert (personaje con discapacidad intelectual) y de repente es absolutamente leal a él y llega a arriesgar su propia vida, a pesar de que no le ha sido fiel en absoluto (como ya os podíais imaginar, esto no es un spoiler); y Quin, al principio de la novela parece el típico noble frío como un témpano y que va a mirar a todo el mundo por encima del hombro y de repente besa a una absoluta desconocida y pierde la cabeza como un colegial.

En realidad, prácticamente todos los personajes de la novela van mostrando una ambivalencia y una multiplicidad de facetas que algunos pueden encontrar desconcertante, pero que -se me está ocurriendo mientras escribo- puede resultar mucho más realista que otros personajes que nos ofrecen algunas novelas y que resultan cortados por un patrón del que nunca se salen; en realidad, en la vida es fácil encontrarse con más grises que con blancos o negros en las conductas de los demás, ¿no? 

Bien, aunque podamos aceptar los vaivenes morales y de conducta de los personajes, el final de la historia no me acaba de convencer, aunque reconozco que introduce cierta emoción, pero a mí no me cuadra nada. Al mismo tiempo, veo que el final tiene cierto encanto porque mantiene, salvando el momento más trágico, un aire de farsa y divertimento -al parecer inspirado en La Pimpinela Escarlata, que no he leído- que sí continúa el tono anterior de la novela.

Como veis, tengo sensaciones encontradas al hablar de "The Duke is mine" y las pocas críticas que he leído no han sido muy elogiosas (de hecho en "Dear Author" le dan un C-); yo, sin embargo, no puedo ser tan negativa con Eloisa James (me puede el cariño, je, je), pero tampoco es mi novela favorita de esta autora, a la que seguiré leyendo porque es un valor seguro hasta con sus libros "menos buenos".

13 de septiembre de 2016

"La fragilidad de los cuerpos", de Sergio Olguín

Tusquets
Serie: Verónica Rosenthal 01
Publicación: 2012

Sinopsis:

Un conductor de trenes se suicida y deja una carta en la que pide perdón por su responsabilidad en la muerte de cuatro personas. Las referencias a un niño entre las víctimas llaman la atención de Verónica Rosenthal, una periodista que no detendrá su investigación ante nada, y mucho menos ante los criminales y los políticos corruptos. 
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Sergio Olguín es un periodista y escritor argentino al que acabo de conocer, pero con una  trayectoria literaria ya bastante consolidada. Si queréis saber un poquito más sobre él, podéis leer el perfil que le hace Babelia - El País y un interesante artículo de La Nación; este último particularmente me ha gustado porque ofrece brevemente algunas reflexiones del autor sobre su visión de la narrativa y los personajes; reconoce, por ejemplo, la influencia extraordinaria que ha tenido el cine en la literatura y en la forma de narrar, cómo el lenguaje cinematográfico va influenciando, consciente o inconscientemente al lenguaje literario. 

En el artículo de La Nación se habla también de la tercera entrega de la serie de Verónica Rosenthal, protagonista que inicia su andadura con "La fragilidad de los cuerpos", continúa con "Las extranjeras" y sigue con "No hay amores felices". Olguín dice que tenía claro cuando terminaba "La fragilidad de los cuerpos" que tenía en sus manos  un personaje y asegura que piensa seguir escribiendo sobre él, puede que hasta diez libros. Verónica es su alter ego, la periodista de investigación que el nunca fue, pero con una concepción del periodismo que él dice compartir totalmente. 

Sí que es todo un personaje y con el desbarajuste de vida sexual/sentimental que tiene promete en el futuro, además de que bebe demasiado, fuma un montón y disfruta del sexo aparentemente sin complejos, aunque su debilidad por los hombres casados o con algún tipo de compromiso no parece hacerla muy feliz.

Además del personaje central, me ha gustado de esta novela el cruce de personajes, que los secundarios tengan cuerpo y gancho y que se respire el ambiente de la calle y del mundillo en el que viven, de los barrios pobres de Buenos Aires, de los bares, la redacción... todo está muy bien reflejado. Por lo demás, el ritmo es bueno y la investigación avanza sin grandes misterios que resolver, lo que le quita algo del tipo de emoción que a mí más me gusta: no se investiga un delito presentándonos sospechosos e implicándonos para averiguar quién es el criminal, sino que se plantea un suceso a partir del cuál se averigua que existe un delito y se nos narra su investigación periodística. Como digo, ese no es mi planteamiento favorito, pero el envoltorio de esa trama me ha gustado tanto que seguramente repetiré con este autor.

1 de septiembre de 2016

"La mujer cautiva", de Patricia Gaffney

Editorial: Plaza & Janés
Título original: To have and to hold
Traductor: Natalia Carrero
Serie: Trilogía Wyckerley 02
Publicación original: 1995
Publicación en España: 1998
Reeditado por Cisne en 2012

Sinopsis:

Hace diez años Rachel Wade fue condenada por el asesinato de su esposo. Apenas si ha disfrutado de su recién estrenada libertad y ya ha sido apresada de nuevo por vagancia.

Ahora es una mujer rota, sin esperanza ni honor y ya poco le pide a la vida. Pero el vizconde D'Aubrey, uno de los magistrados que la juzgan, siente una irrefrenable e insana atracción por ella y le ofrece la oportunidad de redimirse trabajando para él como ama de llaves.

Rachel sospecha las perversas intenciones del vizconde, un joven tan apuesto como libertino, pero nada puede ser peor que la cárcel. O eso cree ella...
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Sin comentarios para la portada de la edición de los años 90. Creo que el modelo es el inefable Fabio Lanzoni, al que encontraréis en no pocos libros de la época. Afortunadamente, hemos avanzado algo, aunque se sigue viendo cada cosa... Claro que sobre  gustos no hay nada escrito.

Por suerte, la última edición anglosajona también ha mejorado mucho y aquí tenéis la muestra.

En cuanto a la autora, Patricia Gaffney era para mí una completa desconocida hasta que leí un post de Bona Caballero en su estupendo blog "Romántica, no rosa" y me quedé con las  ganas de leer este libro. Por cierto que ahí podéis leer de dónde viene el título de la edición original, que también está relacionado con los títulos de los otros dos libros de la trilogía de Wyckerley.

Comenzamos la historia conociendo a Sebastian y somos conscientes que no estamos ante un libertino idealizado propio de la novela romántica moderna, sino ante el retrato muy realista de un noble disoluto que disfruta de lo que se le antoja sin importarle los sentimientos de los demás. Sebastian no es un héroe que guste, al menos a mí no me ha gustado nada durante la primera parte de la novela: humilla y utiliza a una mujer solo porque le divierte y la viola aunque él piense que la está seduciendo. A pesar de todo, consigue redimirse ante mí, pero más bien gracias a la protagonista. Ella es la auténtica reina de esta novela y Patricia Gaffney la retrata magistralmente, introduciéndonos en su alma y sus pensamientos y haciéndonos sufrir con ella sus recuerdos de un matrimonio terrible y una cárcel victoriana que no tenía ninguna intención de reinsertar en la sociedad. Vemos evolucionar a este personaje que está maravillosamente escrito: su miedo, su incapacidad casi de hablar y relacionarse al salir de la cárcel, su inseguridad, su paulatino renacer...

El tono de la historia cambia más o menos a mitad, cuando Sebastian comienza a ser consciente de su bajeza moral y a aceptar que la fascinación que siente por Rachel no es simplemente deseo de utilizarla para su disfrute. A partir de ahí la novela se aleja de la oscuridad de la primera parte, aunque se sigue aludiendo a los recuerdos y vivencias de Rachel, pero centrándose la trama en la relación amorosa y en cómo ambos protagonistas van siendo conscientes de ese amor. Se mantiene, eso sí, la tensión, porque sabemos que Rachel fue condenada injustamente y no sabe quién mató realmente a su marido. Al final, como podéis imaginar, lo averiguaremos, pero no porque haya ninguna investigación, aunque sí hay momentos de peligro para la protagonista.

Creo que Patricia Gaffney es una magnífica escritora, que consigue la combinación justa de diálogos y descripciones, es realista en el retrato de la época, capta los detalles y crea una atmósfera envolvente que te mete literalmente en la historia. Realmente esta mujer sabe captar las emociones. Y de una manera increíble consigue que puedas llegar a aceptar a Sebastian a pesar de mostrarlo en un principio como un perfecto cabrón, incluso llegas a empatizar con él cuando, al final del libro, conoces algo la familia en la que se crió.

En fin, una nueva autora a la que seguir, aunque ha sido muy poco traducida en español. Muy recomendable.