2017
Serie: Comisaria Ruiz, libro 3
Sinopsis:
La comisaria María Ruiz se encuentra desterrada en una de las provincias españolas más tristes para una investigadora criminal. En Soria el último suceso irresuelto del que se tiene noticia ocurrió en 1954, cuando una mujer que presuntamente asesinó a su marido con matarratas desapareció para siempre. De estar viva, tendría 101 años. Desde que la destinaron a Soria, sacándola de la fiebre de Madrid, la comisaria Ruiz viaja todos los fines de semana a Ávila, donde acompaña en su trance entre la vida y la muerte a su compañero Tomás, que está en coma. Su viejo amigo, el comisario Carlos, finalmente ha conseguido convencerla para que un fin de semana se airee y vaya a visitarlo a Santander. Pero lo que tenían que ser un par de días de tranquilidad se convierte en el mejor incentivo para la comisaria Ruiz. El nuevo caso que Carlos tiene entre manos arranca con un coche abandonado en la zona del puerto. En el maletero, una chica muerta, y en el asiento del copiloto, un ejemplar del periódico The Times con fecha del 15 de octubre de 1998 y una noticia recortada. A estas pistas tendrá que enfrentarse una comisaria a quien el caso no le pertenece, pero que ella sí que necesita para no perder la cabeza y volver a sentirse realmente en activo y cercana a la realidad que mejor la define.
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Tercera entrega de las investigaciones de la comisaria María Ruiz, de la que ya dejé reseñas en mi blog anterior. Nos encontramos aquí con una protagonista en momentos de crisis, con su pareja en coma y desterrada a una ciudad en la que nunca pasa nada. María ha sufrido y sigue sufriendo, como tantos protagonistas de novela criminal, y supongo que eso hace al personaje más intenso, más vulnerable y a la vez más duro, una extraña mezcla.
Deseando salir de la realidad que la agobia, María se implica en la investigación de un crimen que se descubre en Santander mientras visita a su amigo, el comisario Carlos. Así conocermos la historia de Claire Jones, una jovencísima española de padres ingleses, a la que vamos descubriendo cada vez más frágil y abandonada, terriblemente sola. En varios capítulos que se alternan con la investigación que María Ruiz lleva a cabo sobre su asesinato, vamos descubriendo algo de su infancia y los días previos a su muerte. Mientras tanto, la comisaria y su equipo anterior, ahora desarticulado por su "destierro", incluyendo al veterano periodista Luna, pendiente de dónde puede estar la noticia, pero también fiel a sus amigos, investigarán la muerte de la joven Claire, adentrándose en un mundo de corrupción policial que no era desconocido para muchos policías y altos cargos, pero al que nadie hasta entonces se había decidido a poner coto.
Además de seguir la investigación del crimen y las vicisitudes de la vida personal de María, con más sombras que claros la mayor parte del tiempo, conoceremos una parte muy interesante de la historia: la actividad de los cuáqueros en la posguerra española y la importancia de su labor ayudando a los exiliados del franquismo y a los represaliados.
Si no sois amantes de las series os aviso de que aunque no es necesario haber leído las anteriores entregas para seguir la trama, se hacen referencias a los casos y situaciones vividas en ellas, así que sería recomendable leerlas en orden; además, el final de esta historia cierra la investigación sobre la muerte de Claire Jones, pero deja algunos cabos sueltos que invitan sin duda a continuar leyendo la serie para verlos cerrados. Parece que la autora tiene claro por donde van a ir los tiros, así que puede que no tengamos que esperar tanto como esta última vez para volver a saber de la comisaria Ruiz.
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